"Los derechos de los niñ@s deben ser una cuestión de Estado."

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lunes, 4 de febrero de 2013

Los Pibes piden Politicas de Prevencion que los Escuchen ...


Los jóvenes desde los jóvenes



Tras el caso de Giacone. Los programas juveniles y sus fallas. “Más allá de la falta de recursos de las instituciones
 lo que no hay son ideas, a un pibe no solamente lo motivás con una beca sino con ideas”, dicen dos coordinadores
 del programa Envión. La Provincia no paga las becas. Hay atrasos en los sueldos.


 por Bernardo Penoucos by PoliticaTandil.com  | 04/02/2013 




Escribir desde la orilla –inevitablemente- escribir desde la orilla, re-dibujar los bordes y que nadie más se caiga, que a nadie más se engañe, que a nadie más se estafe. Embarrar los zapatos (I) lustrados, quemar las recetas prolijitas y re-inventarlas desde el origen, desde la mismísima esencia, desde la palabra desoída. Animarse a dar el salto, obligarse a dar el salto y trascender aún más allá de la peatonal de estáticos peatones, de la belleza-bulevar, del cielo chiquitito que a pocos cobija, de la piedra grandota que a tantos oculta, de la ruta grisácea que a muchos aleja. Que decanten las voces y que se haga el desorden y se vuelva a organizar, que se explique, que se cuente, que se grite. Para que los mismos de siempre no sigan siendo interpretados, para que empiecen a interpretar- o mejor- para que sepamos que saben interpretar, y que están ahí, escuchando lo que dicen sobre ellos, mirándola de afuera, esperando en el banco de suplentes, siendo escondidos bajo la alfombra, quietitos, educaditos, sin molestar, con una beca o con un taller, lo mismo da, mientras la pólvora no prenda y la señora inseguridad no los convierta -de repente- en los más visibles, en los más nombrados, en los más buscados.
En la ciudad de Tandil, el caso Giaccone –como tantos otros- dejó varias ausencias visibles: la de una política de prevención integral, el escaso impacto de la política pública destinada a los jóvenes, el desentendimiento, los signos de interrogación, y –en esta nota- sumaremos una más: la voz de los actores, me refiero a los jóvenes.
Los jóvenes siguen siendo (como bien dice José Pablo Feimann) sujetos interpretados, pero ¿Quiénes son los interpretadores? ¿Quiénes son sus nombradores? Y en el caso que sea legitima esta acción de interpretar ¿desde qué posiciones se interpreta?¿qué sustento ideológico, ético, político y social se utiliza como materia prima para nombrar a los desnombrados?.Son muchas las preguntas, y cierto es que en esta nota nosotros también interpretaremos, pero interpretaremos con la certeza de que las palabras nombradas vienen de la boca que la nombra, y no de la boca que se hace eco.
Desde este portal nos acercamos hasta el barrio Villa Aguirre para encontrarnos con Leo y con Ruth, de 23 y 25 años; ambos viven en el barrio y se desempeñan como referentes en el Programa Envión, programa conveniado entre el Municipio y el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires. Leo y Ruth saben de qué se habla cuando se habla de jóvenes, de violencia, de delito o de consumo, en parte porque su cotidianeidad respira las calles del barrio y en parte porque han transitado,- a nivel personal- situaciones similares. Quisimos saber de sus interpretaciones, de sus relatos y de sus miradas no solo acerca de este caso que conmovió a la ciudad sino de los jóvenes en general y-por que no- también de los adultos.
Leo nos dice, en relación a este último hecho ocurrido en el barrio, que “son casos puntuales, lo que pasa es que al ser tan graves se hacen escuchar y para el que lo ve de afuera entramos todos en la misma bolsa y en realidad no es tan así. Es verdad que hay quilombos en el barrio, pero a mí cuando me contaron esto no lo podía creer, porque nadie se veía venir algo así. Yo creo que los chicos no quisieron matar a nadie, pero lamentablemente hoy tenemos la muerte de nuevo tan cerca”.
Por su parte Ruth comenta que:” a mí lo que me sorprenden son dos cosas: por un lado hoy muchos chicos tienen armas en sus casas como si fuera una silla y entonces así siempre van a existir más posibilidades de que pasen cosas como esta, sean de la clase social que sean. Y por otro lado tenés la gente que se cubre con un arma en la casa por miedo a que le roben, entonces es todo más difícil.”
Los dos jóvenes implicados en la muerte de Giaccone concurrían semanalmente al Programa Envión y formaban parte de esta propuesta. En relación a este tema Ruth hace referencia a que: “en el programa nos deben casi dos meses de sueldo, a nosotros que trabajamos como Tutores, y a los chicos que concurren les siguen debiendo las becas que se había prometido desde el inicio, entonces los pibes que no cobran y que contaban con esa plata en situaciones tienen que buscar la plata de donde sea, y ahí es en donde empiezan los líos”.
Por su parte Leo piensa y dice: “la verdad es que yo estoy sin respuesta para muchas preguntas sobre los programas. A veces, desde los programas, se dan todos los incentivos, la paciencia, algunas herramientas y ves que los pibes se la vuelven a mandar, pero uno también los entiende porque yo también fui pibe, pero te quedás sin herramientas, te quedás sin chamuyo en esas situaciones”. Ruth afirma que “a veces de los programas se esperan milagros del pibe, que ocurra algo mágico en los chicos y que cambien, y no es así, creo que es un laburo de todos los días y hay personas de algunos programas que se comprometen, pero es un compromiso nada más que político, más personal, y no el compromiso que debe existir desde lo humano”. Leo escucha atento a Ruth y vuelve a comentar que “ uno como Tutor tiene las ganas y el compromiso de ayudar a los pibes y lo hace desde sus vivencias que han sido parecidas a las de los chicos con los que trabajamos; uno lo hace de corazón, pero a veces no se puede mantener un compromiso porque los que se habían comprometido con nosotros también nos fallaron. Por ejemplo nosotros cobramos 1000 pesos por este trabajo, pero ahora nos deben dos meses de sueldo y entonces hay que buscar otro trabajo, por un lado porque no estamos cobrando y por el otro porque con 1000 pesos no vivís. También- prosigue Ruth- tiene mucho que ver la imagen que tienen las instituciones, porque mucha gente dice que en el Envión están los pibes pobres, y entonces los pibes se ven que como somos de este barrio y somos del Envión no podemos ser más de lo que somos, y entonces los chicos no pueden mirar para adelante y eso es muy triste. Creo que más allá de la falta de recursos de las instituciones lo que no hay son ideas, a un pibe no solamente lo motivás con una beca sino con ideas”
La nota podría seguir escribiéndose porque fueron muchas las palabras dichas por Leo y por Ruth, palabras que quizás sirvan para pensar desde el vamos los programas, para ser tenidas en cuenta por aquellos diseñadores y ejecutores de medidas destinadas a los jóvenes y para incluir a los jóvenes como protagonistas reales y no como destinatarios pasivos; quién redacta esta nota se anima a decir que mientras los jóvenes no formen parte de espacios de decisión en sus propias comunidades, la historia seguirá siendo contada desde quienes los interpretan-muchas veces de forma errada- y no desde ellos mismos, desde sus sensaciones, apreciaciones y realidades.
Pero quisiera quedarme con lo dicho por Leo y consentido por Ruth ya finalizando la entrevista: “ Yo creo que ahora falta confianza de los pibes hacia la gente que trabaja con ellos. Yo cuando hablo con ellos les saco lo que quieren decir o lo que sienten, pero no confían, a veces, en personas que por ahí no los conocen desde chicos como los conocemos nosotros. Ahora que lo pienso, por ahí esa confianza nunca estuvo, porque cuando te fallan o te tocan en donde más te duele, no volvés a confiar nunca más”.

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