A través de la Cámara Gesell una niña contó la historia de abandono, maltrato y abusos sexuales
14.04- Comenzó un juicio oral y
público en el Juzgado Criminal donde se ventila la aberrante historia
padecida por una niña cuando tenía seis años. A través de la Cámara
Gessell se conoció el testimonio de la menor, víctima abusada
sexualmente cuando su mamá la dejaba al cuidado de una pareja de amigos.
La niña evidenciaba timidez y especialmente incomodidad frente a los
dos hombres que con paciencia buscaban precisiones sobre lo que padeció y
la llevó a estar donde hoy se encuentra. Una entrevista que será las
veces de testimonio incriminante para quien está acusado de abusar
sexualmente de ella. Se trató de una Cámara Gesell ventilada en plena
Sala de Acuerdos del Tribunal Criminal 1.
Los dos hombres que le daban la espalda a la cámara oculta, el fiscal
Marcelo Fernández y el perito psicólogo Adolfo Loreal, indagaron a la
niña, que de lenguaje correcto aunque limitado, propio de la edad a la
hora de tener que precisar de lo que fue víctima.
Habló del “tipo” que la sacaba de su cama y la llevaba con él para
tener sexo cuando ella tenía apenas seis años. Incluso en la cama donde
-según la niña- dormitaba la pareja del hombre.
Con algunas contrariedades propias de un discurso espontáneo del que
resulta todo un trauma tener que rescatar de su memoria lo padecido, más
los nervios propios de exponerlo frente a extraños, la niña mezclará
los dedos de sus manos en un rezo y las apretujará entre sus piernas,
juntará sus rodillas y moverá frenéticamente sus pies cual resortes en
el piso para así poder soltar su relato, que hablaba de los aberrantes
sucesos de tiempo atrás.
La historia
Con la Cámara Gessell dio comienzo la audiencia, por la que el
Tribunal, integrado por los jueces Pablo Galli, Guillermo Arecha y
Gustavo Echevarría, buscará dictaminar responsabilidades penales, no sin
antes desentrañar una historia de abusos, pero que viene con una
mochila cargada de desarraigo, maltrato y abandono.
Es que la niña llegó a los seis años de su país natal junto a su
hermanita de apenas cuatro años y su madre, que vino al país escapando
de la miseria y en busca de una mejor oportunidad de vida, pero
trabajando en la prostitución.
Aquí su madre ya tenía una amiga de aquel país que ejercía el mismo
oficio pero estaba en pareja y vivía en la casa de éste, donde residiría
también el resto de la familia que aquella amiga trajo de su país.
En dicha vivienda precisamente sucederían los abusos y aquel hombre,
pareja de la amiga de mamá, identificado como Juan Gutiérrez, sería
quien abusaría sexualmente de ella. Hoy está imputado de abuso sexual
reiterado agravado con acceso carnal.
Según la historia de la niña abusada, su madre, cuando salía a trabajar
la dejaba al cuidado precisamente de estas personas, entonces el hombre
aprovecharía cuando todos dormían para hacer lo que la niña contaría y
ahora se acusa.
Hasta que un día, tras un año aproximadamente de vivir bajo esa
situación, la madre tomó el remís de siempre para ir a “trabajar” y no
encontró a sus amigos para dejar a sus niñas. El remisero solidariamente
se ofreció a cuidarlas hasta tanto cumpliera con su trabajo. Ella
aceptó con gusto, pero el hombre le dijo que primero conociera a su
esposa para saber con quién dejaba a sus niñas, pero poco le importó a
ella. Había que dejarlas con alguien.
De hecho las dejó y dijo que al día siguiente las iba a buscar. Pasaron
cuatro días y recién el matrimonio tuvo noticias de ella. Las niñas
estuvieron en tanto a cargo del remisero y su esposa.
Ese tiempo alcanzó para que la niña conociera otra vida, otro ambiente y
expresara su desesperada necesidad de no volver con su mamá. La madre
sustituta, que atestiguó frente a los jueces y refrendó la historia ya
contada en el expediente, la derivó al Servicio local, donde los
profesionales tomaron nota de la delicada situación y se toparon con esa
verdad silenciada hasta aquel día: la niña contaría que había sido
víctima de abusos de aquel “tipo”.
Las autoridades oficiales, entonces, dieron intervención a la Justicia
junto a aquella mujer que propició la denuncia y oficiaba de guarda de
la niña, quien por disposición de la Justicia quedó bajo la contención
de ese matrimonio, sin dejar de tener contacto con la madre que sí se
quedó con la otra pequeña por decisión de la propia niña.
La defensa
Aquella densa historia, entonces, se ventiló durante el juicio, en el
que no sólo se escuchó el testimonio de la niña, hoy de 16 años, sino
que también desfiló quien hoy es su madre adoptiva y aquellas personas
que vivían junto al acusado en dicha finca, pero que ninguna de ellas
dijo ver ni escuchar nada sobre aquellos abusos, a pesar de que la
víctima aseguró haberlos padecido, alguno inclusive donde ellos
dormitaban.
La defensa del imputado buscó indagar sobre posibles intenciones de la
víctima como la de la mujer que hoy la cría en pos de perjudicar a su
representado y si en verdad la denuncia no tenía que ver con sacarla del
lado de su madre biológica. Empero, ni los dichos de la niña ni de la
hoy mamá adoptiva dejaron entrever algo de esa hipótesis.
Incluso se ventiló con el curso de los interrogatorios que la niña supo
presenciar cuando su madre ejercía la prostitución en la propia casa,
con hombres y a veces mujeres. Pero también quedaron despejadas las
dudas instaladas sobre alguna influencia de aquellas vivencias a la hora
de declarar lo que declaró la niña.
Quedaba sólo un testigo. Nada más y nada menos que la madre de la niña
hoy adolescente, quien no estaba en el país pero por los dichos de
algunos testigos estaba por regresar.
Si bien el fiscal pidió incorporar por lectura su testimonio, el
defensor se negó, entendiendo que era sumamente necesario tenerla en la
audiencia para convalidar los dichos que oportunamente se expuso en la
causa. Así, el Tribunal resolvió pasar a un cuarto intermedio hasta el
miércoles venidero y esperar por el arribo de la madre. Una vez
escuchado el relato, será el tiempo de los alegatos y el aguardo del
veredicto de los jueces.*
Foto tribunal
El Tribunal, presidido por el doctor Guillermo Arecha y secundado por
sus pares Pablo Galli y Gustavo Echevarría, observó y escuchó el
testimonio de la víctima a través de la Cámara Gesell y luego desfilaron
los testigos citados por las partes en torno a la aberrante historia.
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